Únete a un grupo pequeño en el Viejo Quebec para un paseo guiado por calles empedradas y plazas centenarias, subiendo en funicular entre la Basse-Ville y la Haute-Ville con vistas al río. Disfruta de historias locales, paradas en lugares emblemáticos como el Château Frontenac y la Basílica Notre-Dame, y momentos que se quedan contigo mucho después.
Ya estábamos mirando con atención el Château Frontenac cuando nuestra guía, Lucie, nos llamó desde el viejo puerto — llevaba una bufanda de colores vibrantes y una risa contagiosa. Podía oler café recién tostado por ahí cerca (¿quizás Paillard?) mientras nos adentrábamos por las estrechas calles de la Basse-Ville. Place Royale parecía un set de película, pero con gente real — un señor mayor leyendo el periódico en un banco, una pareja discutiendo en voz baja en francés. Lucie nos señaló dónde se supone que estuvo Samuel de Champlain, y traté de imaginar todo esto cubierto de nieve. Pero era junio, así que solo sentíamos la brisa suave del río y veíamos a los niños persiguiendo palomas.
No esperaba que me interesaran los murales, pero uno enorme en trompe-l’oeil me hizo detenerme — si te fijas bien, encuentras detalles diminutos. La caminata no es difícil, aunque las piedras están por todos lados; mis zapatos no estaban muy contentos. Al llegar al Quartier Petit Champlain, Lucie nos contó sobre una panadería que es más antigua que Canadá mismo (y me lo creí). Nos enseñó a pronunciar el nombre correctamente — Li se rió cuando intenté decirlo en francés. Finalmente, subimos al funicular; es rápido, pero esos segundos ascendiendo sobre los tejados tienen una magia especial. Desde ahí ves el río San Lorenzo en diagonal, y da la sensación de flotar por un instante sobre todo.
La Haute-Ville está más animada — músicos callejeros cerca de la Terrasse Dufferin, adolescentes sacándose selfies con el Château de fondo. La Basílica-Catedral de Notre-Dame de Québec estaba abierta, así que entramos un momento; olía a cera de vela y a madera pulida, un alivio tras el sol afuera. Lucie tenía historias para cada edificio (ella creció aquí), pero también nos dejó explorar a nuestro ritmo. Al final, estaba cansado de ese cansancio bueno que te da caminar por un lugar nuevo toda la mañana — todavía pensando en la vista desde el funicular y en lo fácil que es perder la noción del tiempo.
El recorrido dura aproximadamente 2 horas de principio a fin.
Sí, la entrada al funicular está incluida con tu reserva.
El punto de encuentro es en 112 Rue Saint-Paul, cerca del Viejo Puerto de Quebec.
Si no está disponible, te ofrecerán un taxi o un boleto para usar más tarde a tu conveniencia.
Se recomienda dejar una propina del 15–20% al final de la visita.
Sí, es apto para todos los niveles, aunque hay muchas calles empedradas.
Sí, explorarás tanto la Haute-Ville como la Basse-Ville.
Sí, los animales de servicio están permitidos en este tour.
Tu día incluye la entrada al funicular entre la Basse-Ville y la Haute-Ville del Viejo Quebec, un tour guiado de dos horas por barrios históricos como Place Royale y Quartier Petit Champlain con un guía local autorizado que te acompañará en todo momento—solo tienes que llegar a Rue Saint-Paul y lo demás está listo para ti.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?