Recorre Mile End y el Mercado Jean Talon en Montreal probando desde bagels frescos hasta helado de arce, guiado por locales que conocen cada rincón y historia. Disfruta quesos cremosos, cannoli hechos a mano, poutine con carne ahumada y un plato secreto que te sorprenderá, todo envuelto en la vida real del barrio.
Apenas habíamos cruzado la primera panadería en Mile End cuando nuestra guía, Marie, nos entregó un bagel calentito — todavía humeante, de verdad — y nos contó cómo los montrealenses discuten cuál es la mejor tienda. Intenté no dejar caer semillas de sésamo por todos lados. La calle olía a café recién tostado y lluvia sobre ladrillos viejos. El perro de alguien ladró a un ciclista y me reí, probablemente demasiado fuerte, pero nadie se molestó. Marie saludó en francés a un hombre mayor, que solo sonrió con esa mirada de “ya he visto a todos los turistas”. Se sentía como si estuviéramos entre la vida cotidiana y algo especial.
Cuando llegamos al Mercado Jean Talon, ya había perdido la cuenta de las pequeñas delicias que habíamos probado — queso tan cremoso que se me pegaba a los dedos, jugo de manzana recién exprimido (agridulce y refrescante), ñoquis en salsa de tomate que me dieron ganas de mandar un mensaje a mi amigo italiano en Toronto solo para presumir. El grupo se quedó un rato junto a un puesto donde una mujer rellenaba cannoli a mano; Li se rió cuando intenté decir “ricotta” en italiano — seguro lo dije fatal. El mercado estaba animado pero sin agobios, lleno de gente comprando de verdad, no solo turistas como nosotros. Se sentía auténtico.
No esperaba volver a emocionarme por la poutine (¿cuántas veces puedes comer papas con salsa?), pero esta versión con carne ahumada y ese queso fresco que crujía al morderla me hizo detenerme un momento. Marie nos contó la historia del barrio — cómo la Pequeña Italia se mezcla con Mile End, historias con tantas capas como los pasteles que seguíamos comiendo. Para entonces el cielo amenazaba lluvia otra vez, pero nadie tenía prisa.
Terminamos con helado de jarabe de arce — tan frío que me dolieron un poco los dientes — y un plato secreto que Marie no quiso revelar hasta que todos lo probamos. Todavía recuerdo esa vista entre los puestos del mercado, gente charlando en francés, inglés y a veces en los dos a la vez. Volver caminando por esas calles se sintió distinto a cuando empezamos; quizás más pesado por tanta comida o más ligero por tanto reír. Difícil de decir.
El tour es una excursión de un día por las zonas de Mile End o el Mercado Jean Talon.
Debes informar sobre cualquier requerimiento dietético al reservar para que lo tengan en cuenta.
No se menciona recogida en hotel; hay opciones de transporte público cerca.
Las degustaciones incluyen bagels con queso crema, poutine (con o sin carne ahumada), sándwich de salami y queso, ñoquis en salsa de tomate, focaccia, arancini, pizza al taglio, brioche de chocolate blanco, jugo de manzana, cannoli con bebida italiana, helado de jarabe de arce y un plato secreto.
No se recomienda para viajeros con problemas cardiovasculares.
Sí, es apto para todos los niveles de condición física.
No se permiten mascotas en estos tours gastronómicos.
El itinerario y el menú pueden cambiar según disponibilidad, clima u otras circunstancias.
Tu día incluye ocho degustaciones que van desde bagels calientes al estilo Montreal hasta quesos cremosos y cannoli hechos a mano mientras exploras Mile End o el Mercado Jean Talon con un guía local; también probarás poutine de Quebec (con o sin carne ahumada), productos locales de temporada como jugo de manzana prensado en frío o helado de jarabe de arce, y hasta un plato secreto que te sorprenderá antes de terminar tu paseo por estos barrios.
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