Camina sobre el lecho congelado del arroyo en Grotto Canyon con un guía local, pasa por arte rupestre milenario y observa a escaladores enfrentarse a cascadas heladas. Disfruta galletas de arce y chocolate caliente a mitad del recorrido antes de volver—momentos que recordarás mucho después de que tus botas se sequen.
Lo primero que noté fue el crujido, no de la nieve, sino ese sonido hueco raro que hacen las botas al pisar agua congelada. Acabábamos de ponernos los crampones (yo los puse con torpeza, claro) y seguimos al guía hacia la estrecha entrada del cañón. Las paredes se alzaban rápido a ambos lados, con vetas minerales antiguas y parches de nieve aferrados donde podían. El aire tenía un olor intenso, mezcla de pino y algo más frío, casi metálico. Al principio, el grupo avanzaba en silencio, cada uno escuchando el eco de sus pasos contra la roca.
No esperaba encontrar pictografías antiguas aquí. El guía nos detuvo frente a una mancha desvaída de formas ocres en la pared del cañón, con más de mil años de antigüedad. Nos contó sobre la gente que las pintó, y traté de imaginar cómo habría sido estar aquí en esa época. Alguien detrás mío susurró un “wow”. El sol iluminó el hielo justo en el momento perfecto y todo brilló en azul por un instante. Luego giramos y vimos esos carámbanos salvajes colgando como dientes; algunos escaladores estaban subiendo una de las cascadas más grandes mientras los observábamos. Parecía imposible, pero a la vez tenía algo de calma.
A mitad del camino, los dedos de mis pies comenzaron a entumecerse (debí haber llevado calcetines más gruesos), pero entonces el guía repartió galletas de arce y sirvió chocolate caliente de un termo que empañó mis gafas. No sé si fue solo alivio o qué, pero ese snack supo mejor que cualquier pastelito de café que haya probado últimamente. La caminata duró unas dos horas, quizás un poco más porque nos parábamos a mirar o a preguntar sobre las rocas (todavía no recuerdo la mitad de esos datos de geología). De regreso me sorprendí caminando más despacio, sin querer que terminara todavía.
La ruta dura entre 2 y 2.5 horas, recorriendo 4.2 km ida y vuelta.
Sí, el traslado está incluido desde el estacionamiento público detrás del Mount Royal Hotel.
Se recomienda ropa de esquí, gorro, guantes y botas abrigadas; recibirás una lista detallada tras reservar.
Sí, incluyen galletas de arce y chocolate caliente como parte de la experiencia.
La edad mínima es 8 años; los menores de 16 deben ir acompañados por un adulto mayor de 18.
No, el guía proporciona crampones y bastones al inicio del recorrido.
Sí, hay opciones de transporte público cerca del punto de encuentro.
Tu día incluye traslado desde detrás del Mount Royal Hotel, guía local experto, uso de crampones y bastones para caminar seguro sobre el arroyo congelado, además de galletas de arce y chocolate caliente durante una pausa en el cañón antes de regresar juntos.
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