Evita las filas y los traslados llenos, y llega directo del puerto de cruceros de Río a tu hotel con comodidad, sin costos ocultos ni estrés.
Al bajar del barco en el puerto de cruceros de Río, ya sentía ese calor húmedo de la mañana—pegajoso pero sin agobiar, justo para que la camisa se pegara un poco. Nuestro chofer nos esperaba en la zona de llegadas, con un cartel con mi nombre. Nada de andar buscando o parando taxis. Nos saludó con una sonrisa rápida y nos ayudó con las maletas, un alivio después de una noche larga en el mar. El aire afuera olía a sal marina y diésel, mezclado con ese aroma dulce y tropical que solo se siente en Río.
El coche estaba impecable y fresco por dentro—bendito aire acondicionado, la verdad. No tuvimos que compartir con nadie más, así que fue todo privado y cómodo. Mientras cruzábamos la ciudad, el chofer señalaba barrios como Glória, Lapa, Flamengo, casi de pasada, pero eso hizo que el viaje fuera más un recibimiento suave a la vida en Río que una simple carrera. El tráfico estaba ligero esa mañana, aunque nos dijo que suele complicarse más tarde. Llegamos al hotel sin paradas ni desvíos, y me di cuenta de lo agradable que es no tener que preocuparse por el taxímetro o cargos sorpresa. Solo un viaje directo y sin complicaciones.
Tu chofer estará esperándote dentro de la zona de llegadas con un cartel con tu nombre. Si tienes problemas para encontrarlo, solo llama al número de asistencia que te proporcionamos.
Claro que sí—disponemos de asientos especiales para bebés si los pides al reservar. También puedes llevar cochecitos y carriolas sin problema.
El precio cubre todo el vehículo, hasta seis personas con su equipaje. No hay cargos extra por pasajeros dentro de ese límite.
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