Camina por senderos históricos de la selva de Tijuca en Río con un guía local, pasando por cascadas como Cascatinha Taunay y parando en lugares como la Capilla Mayrink y la Gruta de los Murciélagos. Disfruta de historias reales, un baño en cascada para recargar energías y descubre un lado de Río que pocos turistas ven—con recogida incluida para que no te preocupes por cómo llegar.
No esperaba oler eucalipto antes de verlo; al principio pensé que era mi protector solar. Pero nuestro guía, Felipe, sonrió y señaló los árboles altos adelante, contándonos que esa parte de la selva de Tijuca fue un antiguo cementerio de esclavos. Eso me impactó más de lo que imaginaba. El aire estaba denso y un poco dulce, casi vibrando con el canto de las cigarras. Salimos temprano de Río (la recogida fue sencilla) y cuando llegamos a Cascatinha Taunay —la cascada más alta del parque— la ciudad ya parecía muy lejos.
La caminata no es precisamente fácil, pero tampoco agotadora; tiene subidas y bajadas que te recuerdan que estás vivo. En un momento cruzamos un puente de piedra llamado Cova da Onça, cubierto de musgo y resbaladizo por la lluvia de la noche anterior. Felipe nos habló de las fincas cafeteras del siglo XIX que había aquí; no podía dejar de imaginar a la gente caminando esos mismos senderos mucho antes que nosotros. Caminar por esos caminos antiguos te hace ver todo con otros ojos, ¿sabes? Paramos en la Capilla Mayrink (de 1850), con sus paredes rosas ya descoloridas pero que aún brillaban entre tanto verde.
Mi parte favorita —quizá empatada con la ducha en la cascada después— fue entrar a la Gruta de los Murciélagos. Es la cueva de gneis más grande de Brasil, según Felipe (dijo “gneis” como “nice” y nos hizo reír). Estaba fresca adentro, la piedra húmeda bajo mis manos, y la linterna de un teléfono movía sombras por las paredes. Luego nos refrescamos en la Cascada Baronesa —agua helada que valió cada escalofrío— y empezamos a bajar por más bosque enredado, con las piernas temblorosas pero el ánimo ligero. Todavía pienso en ese olor a eucalipto mezclado con tierra después de la lluvia.
La ruta es de unos 6,4 km (3,8 millas) y toma alrededor de 3 horas.
Sí, incluye recogida y regreso desde puntos de encuentro designados.
Calzado cómodo para caminar, agua, protector solar y quizá ropa para cambiarte después de la cascada.
No se recomienda para menores de 12 años; si vienen, deben estar acompañados.
Los grupos son de hasta 6 personas, o puedes elegir una opción privada.
Se requiere un nivel moderado de condición física; hay subidas y terreno irregular, pero no escalada técnica.
Sí, todas las tarifas y impuestos están cubiertos en la reserva.
Sí, un guía local autorizado acompaña todo el recorrido.
Tu día incluye recogida y regreso desde puntos de encuentro en Río de Janeiro, caminata guiada por senderos históricos de la selva de Tijuca con un guía autorizado que comparte la historia local, todas las entradas incluidas para que no te preocupes por efectivo o tickets, transporte en vehículo pequeño (con aire acondicionado opcional), seguro para tu tranquilidad y, claro, una merecida ducha en la cascada antes de regresar al punto de partida.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?