Sube por la vía ferrata legendaria de Chuspipata—la más alta de América—guiado por locales de Sanjuán de la Miel y Villa Ascensión. Rápeles, columpios, tirolinas y un puente colgante te esperan. Siente el aire de montaña y la alegría de compartir momentos auténticos con anfitriones bolivianos. Una experiencia que no olvidas.
Pensé que estaría nervioso, pero al pisar Chuspipata el aire se sentía puro, casi cortante, y las montañas absorbían cualquier miedo. Nuestro guía, Mario, me entregó el casco con una sonrisa que parecía esconder un secreto. El circuito de la Ruta Vertical lo gestionan dos comunidades cercanas (Sanjuán de la Miel y Villa Ascensión), lo que le daba un aire más auténtico, menos turístico, como si fuéramos invitados y no simples visitantes. Se percibía un leve aroma a eucalipto y tierra mojada tras la lluvia de la noche anterior, y pensé: ¿en serio voy a rapelar por este acantilado?
El primer paso en los peldaños metálicos me recorrió las piernas. Estás asegurado en todo momento—Mario no paraba de repetir que cumplía con normas europeas—pero igual, mis manos sudaban al agarrar el frío acero. Cruzamos un puente colgante que se movía más de lo que me hubiera gustado admitir. Alguien detrás se rió (¿nervioso o emocionado? Tal vez las dos cosas). Rapelar fue menos aterrador de lo que imaginaba; la gravedad hacía casi todo el trabajo. Luego llegó la tirolina: viento en la cara, silencio de montaña salvo por el zumbido del polea... y me olvidé por completo del miedo.
El almuerzo fue sencillo pero contundente—opción vegetariana para mí—y el agua embotellada nunca me supo tan bien después de tanta adrenalina. Los guías bromeaban con nosotros (mi español es básico; ellos tuvieron mucha paciencia), y uno intentó enseñarme a decir “columpio de cuerda” en aimara. Lo pronuncié fatal y todos se echaron a reír. Lo curioso es lo que te queda de un día así: no solo las vistas o la altura, sino esos pequeños momentos con gente que vive aquí todo el año.
La Ruta Vertical en Chuspipata es la vía ferrata más alta de América y la segunda más alta del mundo.
El circuito está en Chuspipata, dentro del municipio de Coroico, Bolivia.
Se requiere un mínimo de 4 personas para realizar esta actividad.
Incluye 2 rápeles, tramos con peldaños, un puente colgante, tirolina y columpio de cuerda.
El tour está gestionado por las comunidades locales de Sanjuán de la Miel y Villa Ascensión.
Sí, el almuerzo está incluido y cuenta con opción vegetariana.
Se incluye transporte privado para todos los participantes.
Se entregan arneses, cascos, mosquetones, poleas, cuerdas estáticas y dinámicas, todo certificado bajo normas europeas.
El tour es para todos los niveles físicos, pero no se recomienda para embarazadas ni personas con problemas de columna o cardiovasculares.
Tu día incluye transporte privado desde el punto de encuentro hasta Chuspipata y regreso; todo el equipo de seguridad necesario (cascos, arneses, mosquetones, cuerdas); agua embotellada; almuerzo con opción vegetariana; y la guía de expertos locales que conocen cada rincón de estos acantilados.
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