Caminarás por antiguos senderos mayas con un guía local que conoce cada rincón oculto de Tikal. Observa monos y tucanes, sube los templos para vistas salvajes y prueba la auténtica comida guatemalteca—todo en un solo día.
La niebla de la madrugada aún flotaba en el aire cuando cruzamos a Guatemala—a solo dos horas desde la frontera con Belice y la selva ya se sentía distinta. Nuestro guía, Luis, nos esperaba en la entrada del parque con una sonrisa y relatos de su infancia en Flores. Conocía cada canto de pájaro que resonaba entre los árboles. Lo primero que noté: monos araña arriba, lanzando semillas como si fueran los dueños del lugar.
Al caminar por las enormes plazas de Tikal, no puedes evitar sentirte pequeño. Aquí hay más de 3,000 estructuras antiguas—templos que sobresalen por encima del dosel, amplias canchas de juego donde casi se escuchan los ecos de partidas antiguas. Luis señaló el Templo IV (los locales lo llaman “la serpiente bicéfala”), que se eleva más alto que cualquier otra construcción con 65 metros. Subir es todo un desafío, pero la vista vale la pena: un mar interminable de verde y a veces un aroma a tierra húmeda mezclado con flores silvestres.
El almuerzo fue sencillo pero reconfortante—un plato de pepián con tortillas frescas en una mesa bajo la sombra cerca de la plaza principal. Compartimos historias con otro grupo de Antigua mientras los monos aulladores ladraban a lo lejos. La distinción de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO tiene sentido; este lugar se siente vivo de una manera que las fotos no logran captar. Incluso después de horas explorando, seguía descubriendo nuevos grabados o escuchando cantos de aves desconocidas.
El terreno es mayormente plano, aunque hay escaleras empinadas en algunos templos si quieres subir. La mayoría de personas con condición física moderada lo manejan bien—solo trae zapatos cómodos.
¡Sí! Solo avísanos con anticipación y nos aseguraremos de tener una opción vegetariana lista para ti.
Se puede—los senderos son lo suficientemente anchos para cochecitos y sillas de ruedas en la mayoría de las áreas, aunque algunos templos no son accesibles debido a las escaleras.
La mayoría de los días podrás ver monos, tucanes o incluso coatíes alrededor de las ruinas. Las mañanas temprano son las mejores para avistar fauna.
Tu día incluye agua embotellada para mantenerte fresco, entradas cubiertas para evitar filas, transporte con aire acondicionado ida y vuelta, y un abundante almuerzo local—además de las historias de tu guía en cada paso.
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