Camina cruzando ríos, flota bajo las montañas mayas de Belice en tubos unidos con asientos de malla y reposacabezas, y escucha las historias de tu guía local dentro de cuevas con eco. Incluye recogida en puerto o hotel, todo el equipo, tiempo para nadar o elegir tu almuerzo en el parque antes de regresar—prepárate para risas y zapatos embarrados.
“¡Cuidado, que las piedras están resbalosas!” fue lo que nos gritó nuestro guía, Luis, mientras cruzábamos el río por primera vez. Confieso que me dio un poco de miedo mojarme las zapatillas tan temprano, pero los demás se rieron y se lanzaron sin pensarlo. El aire olía a tierra mojada y hojas verdes, como después de la lluvia. Habíamos dejado Ciudad de Belice hacía menos de una hora (por suerte la van tenía aire acondicionado), y ahora parecía que estábamos en otro mundo: solo sonidos de la selva y nuestro pequeño grupo de ocho personas.
La caminata hasta la entrada de la cueva duró unos veinte minutos, aunque perdí la cuenta después del segundo cruce del río. Luis cargaba con todos los tubos—bromeaba que no necesitaba ir al gimnasio. En un momento se detuvo para mostrarnos una rana diminuta sobre una piedra; se notaba el orgullo que sentía por este lugar. Al llegar a la boca de la cueva, algunos se metieron a nadar en una poza (yo me rajé, se veía fría). Los tubos tenían asientos de malla y reposacabezas que hacían que flotar fuera muy cómodo. Incluso se podían unir para que nadie se quedara solo.
Dentro de la cueva era otro mundo: silencio absoluto salvo por nuestras voces rebotando en la piedra. Las luces de los cascos iluminaban formas extrañas en el techo; Luis nos señaló por dónde habrían caminado (¿o reptado?) los antiguos mayas hace siglos. En un punto el agua goteaba desde arriba y me cayó en el brazo—fue helado por un segundo. Aún recuerdo lo oscuro que se puso cuando apagamos las luces por diversión—tan negro que casi podías escuchar tu propio corazón latir.
Después nos secamos y nos cambiamos cerca de unos restaurantes al aire libre dentro del parque—ya todos teníamos hambre. Puedes elegir el almuerzo que quieras (yo pedí estofado de pollo; sin arrepentimientos). Luego solo queda un viaje corto de regreso al puerto o a tu hotel. No todo salió perfecto—se me cayó la toalla en un charco—pero eso solo hizo que la experiencia fuera más auténtica.
El trayecto es de aproximadamente 60 kilómetros desde Ciudad de Belice hasta las cuevas.
Sí, incluye recogida en hoteles o en el Puerto de Cruceros de Belice.
Los tubos tienen asientos de malla, reposacabezas, cuerdas para agarrar y portavasos.
La caminata dura entre 20 y 30 minutos, cruzando tres ríos por un sendero de grava.
Sí, hay una zona para nadar opcional en la entrada de la cueva antes de empezar el tubing.
No incluye comidas; puedes comprar almuerzo en varios restaurantes dentro del parque después del tubing.
Recomendamos llevar toallas, ropa de baño, botellas de agua reutilizables (no plásticos de un solo uso) y calzado con suela gruesa para caminar por senderos de grava y ríos.
Los niños deben medir al menos 1 metro y estar acompañados por un adulto.
Sí, el parque cuenta con vestuarios, duchas y baños para los visitantes.
Tu día incluye recogida en hotel o puerto de cruceros en una van con aire acondicionado; todo el equipo para tubing como tubos de lujo con asientos de malla y reposacabezas; cascos con luces; chalecos salvavidas; entrega de tubos en la entrada de la cueva; uso de las instalaciones del parque con vestuarios y duchas; además de tiempo para comprar almuerzo en varios restaurantes antes de regresar cómodamente a Ciudad de Belice o tu hotel.
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