Recorre el centro histórico de Viena mientras viajas entre siglos con gafas VR—mira la Catedral de San Esteban durante asedios y pestes, pasea por Graben como en sus días de mercado y escucha relatos que hacen que la vieja Viena cobre vida como ningún tour tradicional.
Lo primero que noté al salir a Johannesgasse fue el suave aroma de castañas asadas de un puesto cercano—esa esencia clásica de Viena por la mañana. Nuestro pequeño grupo se reunió justo frente al número 21, donde la guía nos entregó unas gafas VR sorprendentemente cómodas. Tenía ese humor vienés, seco pero cercano, y se aseguró de que todos nos sintiéramos a gusto (incluso el chico que nunca había probado la VR).
Empezamos en la Catedral de San Esteban. La había visto mil veces, pero con las gafas puestas todo cambió—la plaza se llenó de puestos medievales y vecinos como si el tiempo retrocediera. Casi podías escuchar el trote de caballos sobre los adoquines bajo toda esa magia digital. La guía explicó cómo la catedral sobrevivió a asedios e incendios, contándonos detalles que nunca había escuchado en tours normales.
Al caminar por Graben, se escuchaban fragmentos de músicos callejeros y el lejano tintinear de un tranvía—la vida real mezclándose con la historia virtual. En cada parada—el Palacio Hofburg, la Ópera—te sumergen en escenas VR que te llevan a los momentos más intensos de Viena: pestes, guerras, desfiles reales. Entre paradas, una audioguía conecta todo para que no te quedes con dudas sobre qué pasó y por qué fue importante.
Cuando regresamos a Stephansplatz, tenía la cabeza llena de historias que nunca me contaron en la escuela. Todo duró unas dos horas, pero se pasó volando. Si quieres conocer Viena más allá de las postales y ver la historia surgir a tu alrededor (literalmente), esta experiencia es para ti.
No se recomienda para menores de 10 años por el contenido de VR, que puede ser intenso para los más pequeños.
La mayoría de gafas estándar caben cómodamente bajo el casco VR que proporcionan. La guía puede ayudarte a ajustarlo si hace falta.
La experiencia completa dura unas dos horas, incluyendo todas las paradas y escenas VR.
¡Claro! El recorrido es accesible para cochecitos y se admiten animales de servicio.
Te proporcionan gafas VR de alta calidad durante el paseo (desinfectadas entre usos). Guías amables te acompañan en todo momento y hay audioguía para completar detalles entre paradas. La ruta es accesible para cochecitos y está cerca del transporte público.
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