Toma el timón y descubre el río Yarra en Melbourne a tu ritmo. Sin necesidad de licencia, disfruta de vistas icónicas, relájate con amigos y conoce un lado de la ciudad que pocos ven.
Hay algo increíblemente relajante en manejar tu propio barco por el Yarra, sobre todo cuando la ciudad apenas despierta. Subimos al Harvey A, una embarcación eléctrica y elegante, y lo primero que noté fue el silencio: nada de motor ruidoso, solo el suave chapoteo del agua contra el casco. El chico del muelle nos dio una rápida explicación (la verdad, fue más fácil de lo que esperaba), nos entregó un mapa plastificado y partimos, con café en mano.
Navegando frente a Southbank, ves Melbourne desde otra perspectiva. Los Jardines Botánicos Reales parecían casi de otro mundo desde el agua, y hasta olíamos el eucalipto que venía del parque. Nuestro grupo no paraba de señalar puntos clave: las formas peculiares de Federation Square, el gran techo blanco del MCG, e incluso unos remeros que nos saludaban mientras pasaban zumbando. Nos detuvimos cerca de Herring Island para observar los patos y dejar que el ruido de la ciudad se desvaneciera. La música sonaba perfecta en el estéreo y la nevera mantenía frescos nuestros snacks. Era como tener nuestro propio salón flotante, con la ciudad deslizándose afuera de las ventanas.
No, no hace falta licencia. El personal te enseñará a manejar el barco antes de salir.
Claro, puedes traer tus snacks y bebidas. A bordo hay nevera y cubetas para champán.
Por supuesto. Los niños pueden venir y los bebés pueden ir en cochecito o en el regazo de un adulto. Solo hay que supervisarlos.
El Harvey A tiene cabina completamente cerrada, así que estarás seco aunque cambie el clima en Melbourne.
Incluye manteles, vasos, cubiertos, nevera, cubetas para champán, estéreo (con entrada AV) y un práctico mapa plastificado. Todo listo para un paseo tranquilo: solo trae a tu grupo y tus snacks favoritos.
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