Recorre a caballo el salvaje cunucu de Aruba con un guía local, avistando iguanas y burros en senderos arenosos hasta llegar a la aislada Bahía Urirama en la costa noreste. Incluye recogida ida y vuelta desde tu hotel o puerto de cruceros, casco, impuestos y tiempo para relajarte en el bar campestre tras el paseo.
Lo primero que noté fue lo seco que se sentía el aire en el rancho, apenas a cinco minutos de mi hotel pero con un silencio total—sin coches, solo el viento y un par de periquitos haciendo ruido en los árboles. Nuestro guía, Luis, tenía una manera muy relajada; me dio un casco y me preguntó si alguna vez había montado a caballo (no lo había hecho). Me asignó un caballo llamado Luna que parecía tan desconfiado como yo. Hubo un momento—yo intentando subir sin parecer torpe—cuando Luis sonrió y dijo, “No te preocupes, ella es paciente.” Y no se equivocaba.
El camino por el campo de Aruba—el “cunucu”, como lo llamó Luis—era arenoso y lleno de pequeñas sorpresas. Las iguanas salían corriendo cuando nos acercábamos, y un par de veces vimos burros salvajes entre la maleza. El sol ya estaba alto pero sin ser fuerte; había un aire salado que me recordaba que no estábamos lejos del mar. Íbamos despacio para que todos pudieran seguir el ritmo (no se permite galopar, y la verdad a mí me venía bien), y Luis no paraba de señalar plantas que yo ni hubiera notado. En un momento arrancó una hoja y nos dejó olerla—un aroma fuerte y cítrico—y nos contó que su abuela la usaba para hacer té.
Llegar a Bahía Urirama fue como descubrir un rincón secreto. No es una playa para nadar—más bien rocosa que arenosa—pero se escuchaban las olas rompiendo y se veía la madera arrastrada por las tormentas. Paramos el tiempo justo para hacer fotos (mi caballo no paraba de intentar comer pasto marino), y luego nos quedamos un rato en silencio, solo con el sonido del viento y el agua. No esperaba sentir tanta calma ahí afuera. De regreso, alguien intentó decir “boca” como Luis—él se rió tanto que casi se le cae el sombrero.
De vuelta en el rancho había un bar pequeñito donde servían bebidas frías—yo pedí algo con gas y me senté bajo un ventilador viejo que chirriaba cada vez que giraba. Si vas temprano también tienen café, pero la verdad después de ese paseo cualquier bebida fría sabe a gloria. Sigo pensando en lo tranquilo que se sentía todo en comparación con Palm Beach; quizás eso fue lo que más me gustó.
El paseo guiado dura aproximadamente 1.5 horas por el campo de Aruba hasta Bahía Urirama.
Sí, el transporte ida y vuelta desde la mayoría de hoteles o puertos de cruceros en Aruba está incluido.
No, no se requiere experiencia; es apto para todos los niveles, incluyendo principiantes y niños.
Sí, los niños menores de 5 años pueden montar gratis acompañados por un adulto; es ideal para familias.
El trayecto atraviesa el campo de Aruba (cunucu) hasta la tranquila Bahía Urirama en la costa noreste.
No, no se permite galopar; el ritmo es tranquilo para que todos disfruten con seguridad.
Podrás ver burros, iguanas, periquitos y otra fauna local a lo largo del camino.
Sí, en el bar campestre del rancho puedes comprar bebidas frías; también ofrecen café para quienes van temprano.
Tu día incluye recogida y regreso al hotel o puerto de cruceros en Aruba, uso de casco durante el paseo guiado a caballo por senderos locales hasta Bahía Urirama, todos los impuestos locales cubiertos, y tiempo para relajarte en el pequeño bar campestre del rancho donde podrás comprar bebidas antes de regresar.
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