Vuela sobre Palm Beach en Aruba con un guía local experto—solo o en grupo según peso y clima. Siente la brisa, disfruta el agua azul, ríe nervioso al despegar y flota en silencio antes de aterrizar en la arena cálida. Un recuerdo que no olvidarás.
Lo primero que recuerdo son las correas del arnés clavándose en mis muslos mientras el motor del bote zumbaba y el viento me revolvía el cabello en la cara. Nuestro guía—creo que se llamaba Miguel—sonreía mientras revisaba las cuerdas y gritaba algo sobre la música que venía de un bar cercano en la playa. El aire olía a protector solar y sal, y la verdad, estaba más nervioso de lo que esperaba. Mi pareja apretó mi mano (quizás demasiado), y de repente estábamos elevándonos—más alto de lo que imaginaba—sobre Palm Beach.
Allá arriba se siente tranquilo. No es silencio total, pero sí mucho más calmado de lo que uno pensaría para algo llamado “parasailing”. Se escucha tu propia respiración y los gritos lejanos de gente jugando voleibol abajo. El agua tiene ese azul de postal, pero esta vez es real. Miguel nos explicó cómo funciona el parasailing en Aruba: vuelo individual si pesas más de 54 kilos (yo apenas llegaba), o en tándem o triple si quieres compartir o si el viento se pone complicado. Dijo que a veces tienen que cambiar el plan por seguridad, y lo entendí cuando sentí las ráfagas tirando de nosotros.
Intenté sacar una foto pero me enredé con la funda del móvil—las manos me sudaban. Giramos despacio para que se viera toda Aruba extendida: hoteles alineados a lo largo de Palm Beach, barquitos que parecían juguetes, y a lo lejos un pelícano planeando bajo. Mi pareja gritó algo sobre la comida (poco útil), y yo solo me reí porque no hay mucho más que hacer cuando estás colgado de una cuerda a cientos de metros. El capitán nos saludó desde abajo—se veía tan pequeño—y por un instante todo se sintió ligero, esa sensación rara que solo da viajar.
De vuelta en la arena, Miguel nos ayudó a desenganchar y preguntó si queríamos repetir (“Quizás el próximo año,” bromeé). Tenía arena pegada en los tobillos y el corazón todavía latiendo fuerte por esa mezcla de miedo y alegría que no sé cómo llamar. No esperaba sentir tanta calma allá arriba—ni seguir pensando en esa vista días después.
La edad mínima para hacer parasailing en Aruba es de cinco años.
Sí, hay vuelos en tándem y triple según el peso combinado y las condiciones del viento.
Debes pesar al menos 54 kilos para volar solo; esto puede variar según el viento.
El encuentro es en varios puntos a la orilla de la playa cerca de los hoteles altos de Palm Beach.
No se menciona traslado; los participantes se reúnen en los puntos designados en la playa.
No se recomienda para embarazadas ni personas con problemas cardiovasculares.
El capitán toma la decisión final basándose en el clima actual y pronosticado para garantizar la seguridad.
Tu día incluye todo el equipo necesario para volar sobre Palm Beach, además del apoyo de guías locales expertos que se encargan del montaje, instrucciones y chequeos de seguridad antes de despegar—y te ayudan a desenganchar al aterrizar.
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