Comienza tu aventura en Tsaghkadzor con un suave paseo en teleférico sobre praderas floridas, luego explora las piedras milenarias del monasterio Kecharis. Tras un trayecto panorámico al Lago Sevan, sube a Sevanavank para vistas increíbles y termina el día con una barbacoa de trucha fresca junto al agua — historia, momentos de paz y sabores auténticos.
Lo primero que me llamó la atención en Tsaghkadzor fue cómo el viento arrastraba agujas de pino y ese leve olor a humo de leña — nada fuerte, solo ahí si prestabas atención. Nuestra guía, Ani, sonrió mientras repartía botellas de agua y señalaba el teleférico. Confieso que tenía algo de miedo por las alturas, pero con todos riendo en voz baja y animándose a sacar selfies, se me pasó. El viaje fue tan lento que pude admirar cada rincón lleno de flores silvestres — alguien dijo que por eso llaman a este lugar “Valle de las Flores”, y ahora lo entiendo perfectamente.
El monasterio Kecharis estaba tranquilo detrás de unos árboles, sus muros de piedra pulidos por siglos de manos. Ani nos contó sobre Grigorius Pahlavuni — seguro que escribí mal su nombre — quien ayudó a construirlo. Hubo un momento en que una mujer local pasó con su niño; él se detuvo a tocar una de las viejas tallas como si esperara que le susurrara algo. Me hizo pensar en cuántas personas habrán hecho lo mismo a lo largo de cientos de años. El aire dentro de la iglesia era fresco, casi húmedo, con un tenue aroma a cera de vela.
El camino hacia el Lago Sevan tomó más tiempo del que esperaba — como una hora, tal vez — pero cuando llegamos, el agua parecía irreal: tan azul que casi me dolían los ojos bajo el sol. Subimos lo que parecían escaleras interminables hasta el monasterio Sevanavank (mis piernas todavía lo recuerdan), pero esa vista del lago se me quedó grabada para siempre. El almuerzo fue una barbacoa de trucha justo a la orilla — ahumada, con limón y tan fresca que se sentía el sabor del lago. Algunos se metieron a nadar; yo solo dejé que mis pies colgaran de una roca y miré las nubes moverse sobre las montañas. No sé por qué, pero esa calma me llegó muy adentro.
El tour dura entre 7 y 8 horas incluyendo todas las paradas.
Sí, al final del tour disfrutarás una barbacoa de trucha junto al Lago Sevan.
Sí, hay unas 200 escaleras para llegar al monasterio Sevanavank en la península.
Incluye recogida desde un punto de partida, pero no específicamente en hoteles.
Sí, el ticket para una estación del teleférico de Tsaghkadzor está incluido.
Sí, los niños pueden unirse acompañados de un adulto; los bebés pueden ir en brazos o en cochecito.
El guía profesional habla inglés y ruso de forma consecutiva.
Durante el verano se permite nadar en las paradas junto a la orilla del Lago Sevan.
Tu día incluye transporte con aire acondicionado y WiFi desde Ereván a Tsaghkadzor y Lago Sevan, todas las entradas incluyendo el teleférico de Tsaghkadzor (una estación), agua embotellada y pastas durante el trayecto, guía en inglés o ruso, y una barbacoa de trucha junto al lago antes de regresar cómodamente.
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