Sube a un barco en San Martín de los Andes para navegar lagos glaciares, caminar hasta la cascada Chachín por bosques frondosos y detenerte en capillas en islas remotas, todo con un guía local bilingüe. Incluye ticket de embarque y tiempo para explorar o almorzar a tu ritmo en un día inolvidable.
Ya estábamos moviendo los pies sobre el muelle de madera en San Martín de los Andes cuando el bocinazo del barco resonó sobre el lago Lácar, cortando el aire frío de la mañana. El olor a pino húmedo y piedra fría estaba en el ambiente, y yo solo esperaba que el café hiciera efecto antes de zarpar. Martín, nuestro guía, repartió los tickets y soltó un chiste sobre que “el tiempo en la Patagonia corre más lento que en la ciudad”. El agua parecía un espejo, con pequeñas ondas que atrapaban rayos de sol.
El viaje en barco se sintió más largo de lo que esperaba—casi 28 kilómetros—pero nunca se hizo pesado. Primero paramos en Quila Quina; algunos se fueron a la playa mientras otros (yo incluido) nos lanzamos por unas empanadas en un café junto al lago. El viento se levantó al cruzar hacia el lago Nonthué, y las montañas se acercaban, cubiertas por el verde intenso del bosque valdiviano. En el puerto Chachín, Martín nos guió por un sendero húmedo entre árboles densos—señaló unos hongos naranja brillante que crecían en troncos caídos—y de repente apareció: la cascada Chachín rugiendo desde un acantilado, con niebla por todos lados. Mi campera terminó empapada, pero no me importó.
Después seguimos hacia el puerto Hua Hum, cerca de la frontera con Chile—Martín contó que aquí estamos a solo 640 metros sobre el nivel del mar, bastante bajo para los Andes. La boca del río era tan clara que se veían las piedras en el fondo. De regreso hicimos una parada en la isla Santa Teresita; hay una capillita blanca escondida entre rocas y coihues. Alguien tocó la campana (no fui yo) y un par de patos salieron volando de la orilla. Ya entrada la tarde regresamos al muelle, con las narices quemadas por el sol y todo. Aún recuerdo ese rocío frío de la cascada y lo tranquilo que se sentía todo allá afuera.
El recorrido completo suele durar entre 6 y 7 horas, incluyendo paradas para caminar y almorzar.
No, el almuerzo no está incluido, pero tendrás tiempo libre en Quila Quina para comprar comida o llevar tu picnic.
Sí, un guía bilingüe acompaña al grupo y ofrece información en español e inglés durante todo el día.
Lleva calzado cómodo para caminar, una campera porque puede hacer viento, protector solar, agua y algo de efectivo para snacks o recuerdos.
Tu experiencia incluye tickets para todos los cruces en barco y la compañía de un guía local amable que comparte historias en inglés y español; además tendrás tiempo para recorrer playas o senderos en cada parada antes de volver a San Martín de los Andes por la tarde.
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