Descubre Buenos Aires desde el río, navega por el exuberante Delta del Tigre y conoce la catedral de San Isidro—todo en un día tranquilo. Esta excursión combina vistas urbanas con la calma de los canales y relatos locales que no encontrarás en ninguna guía.
Es curioso cómo Buenos Aires se ve completamente distinta cuando te alejas deslizándote por el Río de la Plata. Salimos de la ciudad justo después de las 9 de la mañana, subiendo a un ferry elegante en Puerto Madero. El aire se sentía más fresco sobre el agua, con una brisa salada que me hizo cerrar la cremallera de la chaqueta. Nuestro guía, Martín, señalaba las antiguas grúas del puerto y las torres de vidrio mientras navegábamos. Percibí el aroma a café recién hecho de un termo cercano—los locales siempre vienen preparados. El skyline se desvaneció rápido, dando paso a orillas frondosas y la maraña de canales del Delta. Si tienes suerte, verás alguna garza quieta entre los juncos.
El barco serpenteaba por estrechos arroyos—Río San Antonio, Tres Bocas, Río Capitán Sarmiento—cada uno más silencioso que el anterior. A veces solo se escuchaba el chapoteo del agua contra el casco y el lejano zumbido de una cortadora de césped en alguna isla. Las casas sobre pilotes parecían habitadas, con ropa tendida y perros ladrando a los barcos que pasaban. Nuestro guía explicó cómo las familias dependen de pequeños barcos de provisiones que pasan cada mañana. Es un ritmo de vida totalmente distinto al del centro porteño.
Al llegar a la terminal fluvial de Tigre, Martín nos esperaba con un minibús. El viaje a San Isidro fue rápido—unos 20 minutos—y nos detuvimos justo frente a la catedral. Las agujas góticas se veían dramáticas contra el cielo nublado. Compartió historias sobre antiguas familias argentinas que construyeron esas mansiones cercanas; casi puedes imaginar sus fiestas en el jardín hace décadas. De regreso a la ciudad por la Avenida del Libertador, vimos la Residencia Presidencial (La Quinta de Olivos) a través de rejas de hierro y divisamos caballos calentando en el hipódromo de Palermo. El tour terminó cerca de Recoleta o Galerías Pacífico—lugares ideales para almorzar tarde o perderse por tu cuenta.
¡Por supuesto! El barco es cómodo y seguro para todas las edades. Hay asientos para bebés disponibles si los necesitas.
El trayecto en ferry dura aproximadamente una hora y media, tiempo suficiente para disfrutar del paisaje del Río de la Plata y el Delta.
Sí, hay una parada en San Isidro donde puedes pasear por la zona de la catedral y ver algunas mansiones históricas antes de volver a Buenos Aires.
Te dejarán en el centro de Buenos Aires—Recoleta, Galerías Pacífico o cerca del Obelisco—solo avisa a tu guía cuál te queda mejor.
Tu lugar incluye traslado desde el hotel en Buenos Aires, todos los traslados en ferry y bus, un guía local bilingüe durante todo el recorrido, además de aire acondicionado a bordo. Todo organizado para que solo te relajes y disfrutes.
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