Si querés tomar cerveza artesanal argentina de verdad con locales y no solo hacer turismo, este tour por Colegiales es para vos. Visitarás cervecerías ocultas, probarás cuatro pintas únicas y sentirás el sabor real del barrio. Es un plan amigable, tranquilo y lleno de sorpresas que no vas a encontrar en las guías.
Lo primero que notarás es que Colegiales no está lleno de turistas. Tiene una onda relajada, como de barrio de verdad. Nuestro guía, Martín, nos esperó junto a las viejas vías del tren, donde arranca el recorrido. Se siente el aroma a pan recién horneado de la panadería de al lado, y antes de entrar al primer bar ya se escuchan los choques de vasos. No es un lugar llamativo, pero se nota que vas a tomar donde los locales realmente se juntan después del trabajo.
La segunda parada está dentro de lo que antes fue una casa particular. Seguro pasarías de largo si no supieras que está ahí. Nos metimos en el living, un espacio pequeño y acogedor, donde se ven los tanques de fermentación a través de una puerta de vidrio. Sofía, la cervecera, nos sirvió su American Pale Ale, súper fresca y con un toque cítrico. Nos contó cómo mantienen todo en lotes pequeños, y se nota la diferencia en el sabor. Las paredes están cubiertas de carteles de conciertos viejos y se escucha el murmullo de los clientes habituales en la barra.
Para la tercera cervecería ya te sentís como si hubieras descubierto un secreto. Antes era un taller industrial, ahora lleno de mesas largas de madera y una pizarra con todas las IPAs turbias y cervezas experimentales. La cervecera de acá es conocida por innovar, fue de las primeras en Buenos Aires en hacer estilos turbios. Probamos una IPA jugosa y nublada que sabía a mango y pomelo, acompañada con una picada salada típica. La gente es una mezcla de parejas jóvenes y amigos de siempre, todos charlando con sus pintas. El ambiente es relajado y auténtico, sin nada de trampa para turistas.
Vas a probar el equivalente a cuatro pintas completas, una en cada parada, suficiente para degustar sin pasarse.
Sí, todos los lugares son accesibles para sillas de ruedas y cochecitos. Además, hay transporte público cerca.
Incluye una picada rica en una de las cervecerías, todo dentro del precio del tour.
Por supuesto, los animales de servicio son bienvenidos en todas las paradas.
No se recomienda para embarazadas, pero bebés y niños pequeños en cochecito pueden participar (aunque el foco es la cerveza).
Vas a probar cuatro pintas de cerveza artesanal local, una en cada cervecería, y disfrutarás una picada durante el recorrido. Todos los lugares son accesibles y nuestro guía compartirá historias del barrio y la escena cervecera argentina. Solo trae tu curiosidad (y quizá una campera liviana si hace fresco por la noche).
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