Desde la terraza del Castillo de Heidelberg disfrutarás de vistas increíbles de la ciudad, escucharás leyendas locales de la mano de tu guía, verás de cerca una de las barricas de vino más grandes del mundo y tendrás tiempo para perderte entre calles y iglesias medievales. Esta excursión desde Frankfurt te deja algo más que fotos: se queda contigo en pequeños detalles mucho después de volver a casa.
Con las manos en los bolsillos, nuestro guía Markus sonreía mientras repartía las entradas; ya nos había contado tres historias antes de llegar a Heidelberg. El viaje desde Frankfurt fue corto, apenas una hora, pero yo no dejaba de mirar las colinas, medio despierto. Cuando finalmente cruzamos las puertas del castillo, se percibía un leve aroma a piedra húmeda y algo dulce—quizá las flores silvestres que crecían entre las grietas. Markus señaló un lugar donde los estudiantes solían colarse (guiñó un ojo y dijo que él también lo había intentado alguna vez). Me apoyé en el muro de la terraza y dejé que la vista de Heidelberg se desplegara ante mí. Es difícil explicar lo antiguo que se siente todo allá arriba, como si caminaras dentro de los recuerdos de otra persona.
En el patio del castillo, todos se agolpaban alrededor de esa barrica gigante—es realmente enorme. Cerca, un grupo de escolares se reía; uno intentó subirse para hacerse una foto y el profesor fingió no verlo. Markus nos contó la historia de un príncipe que amaba tanto el vino que construyeron esa barrica para él. El aire olía a madera vieja, como a toneles y tierra fresca. No esperaba reír tanto—quizá fue por las historias de Markus o por estar en un lugar que, a pesar de su historia, no se toma demasiado en serio.
Luego tuvimos tiempo para perdernos por el centro histórico de Heidelberg. Me despisté un rato cerca de la Heiliggeistkirche—no pude resistir seguir el sonido de las campanas resonando sobre los adoquines. Había estudiantes por todas partes, bicicletas pasando con ruido, alguien vendiendo castañas asadas junto al puente (compré unas, aún calientes en mi bolsillo). La Casa Renacentista Zum Ritter parecía casi sacada de un cuento con sus frontones y piedra roja. De camino al punto de encuentro, me di cuenta de que no había mirado el móvil ni una sola vez desde que llegamos. Eso no me pasa casi nunca.
La excursión dura un día completo, con aproximadamente una hora de viaje en cada trayecto entre Frankfurt y Heidelberg.
Sí, la entrada al Castillo de Heidelberg y a la famosa barrica está incluida en el tour.
Sí, contarás con un guía experto que habla alemán e inglés durante toda la excursión.
Sí, después de visitar el castillo tendrás tiempo para explorar el centro medieval por tu cuenta.
Sí, el vehículo está equipado con aire acondicionado para que viajes cómodo en ambos trayectos.
Sí, los bebés y niños pequeños pueden participar; se aceptan cochecitos o carriolas en la excursión.
Visitarás la Casa Renacentista Zum Ritter, la iglesia Heiliggeistkirche, la puerta Karlstor y cruzarás el puente antiguo.
Tu día incluye transporte cómodo con aire acondicionado desde Frankfurt con recogida en un punto céntrico, entradas al Castillo de Heidelberg y su enorme barrica, guía en alemán o inglés durante toda la visita, y mucho tiempo libre para explorar las calles del casco antiguo antes de regresar juntos.
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