Recorrerás sitios incas antiguos, regatearás en el animado mercado de Pisac, probarás comida auténtica andina y escucharás historias de guías que conocen cada rincón del Valle Sagrado. Un día lleno de historia, paisajes y vida local que no olvidarás.
El aire fresco de la mañana me acariciaba el rostro mientras salíamos de Cusco, con las ventanas de la van empañadas por nuestro aliento emocionado. La primera parada fue un mirador sobre el Valle Sagrado; la vista me sorprendió por su amplitud. Se veían campos como un patchwork y el río Urubamba serpenteando abajo. Nuestra guía, Maribel, señalaba pequeños pueblos escondidos en las laderas y nos contó cómo estas tierras han alimentado a familias por siglos gracias a su suelo fértil y clima amable.
Luego llegamos a Pisac. El mercado ya estaba lleno de vida: mujeres con faldas coloridas montando sus puestos, el aroma del pan recién hecho mezclado con el humo del incienso. Me perdí entre mesas repletas de bufandas de alpaca tejidas y joyería de plata. Intenté regatear por un pequeño cuenco de cerámica (no tuve mucha suerte, pero fue divertido). Maribel nos explicó que cada diseño en los tejidos cuenta una historia del pueblo que los hizo.
Después subimos a las ruinas de Pisac. Las terrazas de piedra parecían abrazar la montaña. No voy a mentir: las escaleras son empinadas, pero puedes ir a tu ritmo. El viento traía un suave aroma a eucalipto de los bosques cercanos. Luego seguimos hacia Ollantaytambo, donde las enormes piedras encajan tan perfecto que no entra ni una moneda entre ellas. Nuestra guía nos mostró los canales de agua que los ingenieros incas tallaron y que aún funcionan hoy.
El almuerzo llegó justo a tiempo, ya estaba hambriento. Paramos en un restaurante familiar en Urubamba; sirvieron sopa de quinoa y pollo asado con papas nativas (las moradas son mis favoritas). Antes de regresar, visitamos una tienda de textiles de alpaca: los suéteres más suaves que he tocado, y vimos a una mujer hilar a mano mientras su radio sonaba bajito en quechua.
Caminarás en las ruinas de Pisac y Ollantaytambo, con escaleras y caminos irregulares, pero puedes hacerlo a tu propio ritmo. La mayoría lo encuentra accesible si tienes condición física moderada.
¡Sí! El almuerzo está incluido en un restaurante local, con platos andinos como sopa de quinoa o pollo asado con papas nativas. También hay opciones vegetarianas.
Claro, tendrás tiempo libre para explorar textiles artesanales, cerámica, joyería y más de vendedores locales en el mercado de Pisac.
Tu guía es un profesional certificado que conoce muy bien la zona y comparte historias sobre la historia y la vida diaria en el valle.
Este tour incluye transporte privado, guía local experto, entradas a los sitios arqueológicos y almuerzo en un restaurante tradicional andino.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?