Caminarás con un guía local hasta el Lago Humantay, compartirás un desayuno en un pueblo de montaña y disfrutarás vistas de glaciares que pocos viajeros conocen. Una aventura auténtica en los Andes, desafiante pero que vale cada paso.
La van llegó justo antes del amanecer, sus luces atravesando la fresca neblina de Cusco. Me puse los guantes a tientas, con las manos ya entumecidas por el frío de 6°C. Nuestro guía, Luis, nos recibió con una sonrisa somnolienta y un termo de mate de coca. El viaje a Mollepata duró unas dos horas, serpenteando entre pueblos tranquilos donde solo se oía algún gallo. En Mollepata, entramos en un pequeño café para desayunar: pan recién hecho, huevos y un café fuerte que me reconfortó al instante. Los locales ya montaban sus puestos, vendiendo botellas de agua y snacks de última hora. Yo aproveché para comprar una barra de chocolate extra —créeme, la vas a necesitar más adelante.
El tramo siguiente hasta Soraypampa se sintió como subir directo a las nubes. Al bajar de la van, el aire era frío y ligero, y las cumbres del Salkantay y Humantay se alzaban imponentes, cubiertas de nieve y en completo silencio. Nos abrigamos bien, llenamos nuestras mochilas y comenzamos la caminata. Son solo unos 3 km, pero el camino es empinado y rocoso en algunos tramos. Luis mantuvo un ritmo tranquilo, haciendo pausas para recuperar el aliento o tomar fotos de las flores silvestres que asomaban entre la hierba. A mitad de camino, percibí un leve aroma a eucalipto —alguien delante llevaba unas hojas escondidas en el sombrero.
La primera vista del Lago Humantay me impactó: agua turquesa contra picos blancos, con el viento formando pequeñas ondas en la superficie. Tuvimos tiempo para pasear por la orilla o subir por un sendero lateral para una vista más amplia —las piernas me ardían, pero no pude resistirme. Después de empaparnos del paisaje (y tomar montones de fotos), emprendimos el regreso a Soraypampa. La bajada fue más fácil, y hasta escuché colibríes revoloteando entre los arbustos. El almuerzo en Mollepata fue sencillo pero reconfortante: sopa local y arroz con pollo. Cuando llegamos a Cusco cerca de las 6pm, mis botas estaban embarradas y mis mejillas quemadas por el sol, pero sentí que realmente había ganado esas vistas.
El sendero es empinado en algunos tramos y a gran altura, por eso se recomienda estar en buena forma. Nuestro guía permite que cada quien avance a su ritmo, sin prisas.
Lleva ropa abrigada (hace frío al inicio), guantes, gorro, protector solar, agua y algunos snacks. En Mollepata puedes comprar lo que necesites antes de empezar.
Sí, ambos están incluidos: desayuno en Mollepata y almuerzo local después de la caminata. También ofrecen café y té.
Normalmente volvemos entre las 5pm y 6pm, dependiendo del ritmo del grupo y el tráfico.
Incluye transporte privado desde tu alojamiento en Cusco, desayuno y almuerzo en lugares locales, además de café o té. Un guía local amable te acompañará. Solo trae ganas de aventura —y quizás un par extra de calcetines.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?