Camina por senderos incas milenarios, descubre dónde el oro cubría templos y párate entre piedras que han visto pasar siglos. Este tour te conecta con la historia viva de Cusco, guiado por expertos locales que conocen cada rincón oculto.
El aire de la mañana en Cusco siempre tiene un toque fresco, sobre todo si madrugas. Empezamos el día en el corazón antiguo de la ciudad, donde el convento de Santo Domingo se alza justo sobre lo que fue el Templo del Sol de los incas: Coricancha. Todavía se pueden ver esas enormes bases de piedra, oscuras y lisas, que parecen vibrar con historia. Nuestra guía, Julia, nos mostró cómo los españoles construyeron la iglesia sobre esas piedras; incluso nos enseñó un lugar donde puedes tocar a la vez muros incas y coloniales. Es una sensación casi mágica estar ahí, imaginando cómo el templo brillaba cubierto de pan de oro bajo el sol.
La siguiente parada fue la Catedral en la Plaza de Armas. Dentro, reina el silencio salvo por el eco de nuestros pasos sobre los viejos suelos de madera. Las pinturas de la escuela cusqueña están por todas partes: algunas muestran escenas bíblicas conocidas, pero con llamas o montañas andinas de fondo. Julia nos contó cómo los artistas locales mezclaron sus símbolos con las historias europeas. Percibí un leve aroma a incienso cerca de una capilla lateral; alguien debía de haber terminado las oraciones matutinas hace poco.
Dejamos atrás el bullicio del centro y subimos por caminos serpenteantes hasta Sacsayhuamán. Las piedras aquí son gigantescas, algunas más grandes que mi coche en casa, y encajan tan perfectamente que ni una moneda se puede meter entre ellas. Cerca, un grupo de niños volaba cometas, y sus risas se perdían con la brisa. Desde aquí arriba, la vista de Cusco es amplia; los techos parecen un mosaico de tejas rojas esparcidas.
Luego visitamos Qenqo, un lugar curioso tallado directamente en la roca natural. Aquí la sombra refresca, y Julia nos contó sobre los rituales que se hacían en esos pasajes sinuosos. Nos señaló unas ranuras por donde solía correr agua durante las ceremonias. La verdad, daba un poco de escalofríos, pero era fascinante.
Puka Pukara está aún más alto, con sus piedras rojizas iluminadas por la luz de la tarde. Caminamos por plazas abiertas y habitaciones estrechas mientras Julia explicaba cómo esta fortaleza vigilaba las entradas a Cusco. No había casi nadie, solo nosotros y un par de perros callejeros amigables que dormían al sol.
Tambomachay fue nuestra última parada antes de regresar al pueblo. Aquí el agua sigue fluyendo por antiguos canales; si te acercas, puedes oír su suave murmullo. Los locales dicen que este lugar era sagrado para los incas porque creían que el agua estaba viva, como una deidad. A estas alturas, mis piernas ya estaban cansadas, pero mi mente llena de historias e imágenes de cada sitio.
Sí, te recogemos en tu hotel del centro de Cusco y te dejamos allí al finalizar el tour.
Necesitarás el Boleto Turístico de Cusco (BTC) para Sacsayhuamán, Qenqo, Puka Pukara y Tambomachay. No está incluido, pero tu guía te explicará cómo conseguirlo.
¡Claro! Nuestros guías profesionales hablan inglés, español, francés y portugués.
Por supuesto, está pensado para todos los niveles y familias son bienvenidas. Solo avísanos si tienes necesidades especiales.
El tour incluye recogida y regreso al hotel en Cusco, entradas a Coricancha y la Catedral, además de un guía local experto (inglés/español/francés/portugués). El Boleto Turístico (BTC) para algunos sitios arqueológicos no está incluido, pero tu guía te ayudará con los detalles al llegar.
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