Sumérgete en la historia de Holanda explorando el corazón político de La Haya y las encantadoras calles de Delft. Este tour privado combina palacios reales, anécdotas curiosas y secretos locales, con traslados cómodos para que solo disfrutes.
Empezamos en pleno corazón de La Haya, en la plaza Plein. El ambiente ya estaba animado: locales tomando café en el kiosco de la esquina, bicicletas pasando a toda velocidad. Nuestra guía, Marieke, señaló la estatua de Willem van Oranje y empezó a contarnos historias sobre la revuelta holandesa. Casi podías imaginar la ciudad antigua en plena agitación, aunque hoy todo estuviera en calma. El aire olía a pan recién horneado de una panadería cercana—me arrepentí de no haber comprado un croissant antes de arrancar.
Entrar al Binnenhof fue casi irreal. Hay un silencio especial dentro del patio del parlamento, a pesar de los turistas. Marieke nos animó a buscar a los ministros—dicen que a veces se les ve corriendo entre reuniones. El Salón de los Caballeros se alzaba majestuoso, y ella nos explicó que todavía se usa para el discurso anual del rey. Nunca imaginé cuánta historia guardan esas paredes. Afuera, el lago Hofvijver brillaba con la luz de la mañana, patos deslizándose sobre el agua. Cerca está la estatua de Thorbecke—Marieke bromeó que es el “padre de la democracia holandesa”, aunque su cara siempre parece un poco gruñona.
Después fuimos al Palacio Noordeinde. Estiramos el cuello para ver la bandera—sin suerte, el rey no estaba en casa. La calle está llena de embajadas y galerías de arte; tiene un aire elegante pero accesible. Pasamos por la Grote Kerk, cuya torre tiene una forma curiosa comparada con otras en Europa. Y sí, hay una cigüeña en la cima—algo típico en La Haya.
Tras un traslado rápido (tomamos el tranvía—muy fácil), Delft nos recibió con sus calles empedradas y un ritmo más tranquilo. Primera parada: el Museo Prinsenhof. El lugar donde asesinaron a Willem van Oranje está marcado con agujeros de bala en la pared—impactante pero fascinante. Nuestra guía contó cómo la calma de Delft esconde siglos de historia intensa.
La torre inclinada de Delft apareció mientras caminábamos junto al canal Oude Delft. Percibí un leve aroma a queso que salía de una tienda cercana—muy holandés. Nos detuvimos frente a la casa más antigua de Delft, que desde 1645 es sede de la Junta del Agua. Marieke explicó que la gestión del agua es casi un superpoder en Holanda—jamás pensé que me interesaría, pero aquí estamos.
La plaza del mercado estaba animada, incluso en un día entre semana. Ahí está el antiguo ayuntamiento, la Nieuwe Kerk con tumbas reales, y una tiendita que dice ser la más antigua del pueblo. Saqué una foto de la estatua de Vermeer—creció justo a la vuelta. Pasamos por una iglesia católica con un diseño peculiar y la antigua sinagoga; ambas escondidas pero llenas de historias.
Última parada: la antigua oficina de la VOC y el arsenal de armas. Marieke nos contó historias increíbles sobre la Compañía Holandesa de las Indias Orientales—la empresa más grande de la historia, al parecer. Para entonces, mis pies estaban cansados pero la cabeza llena de relatos. Si quieres sentir de verdad la historia holandesa (con alguna que otra sorpresa), este tour es perfecto.
¡Claro! Puedes comenzar en cualquiera de las dos ciudades y personalizar los puntos de recogida y entrega, incluso en Ámsterdam si prefieres.
Sí, es familiar y accesible para todos los niveles de movilidad. Se aceptan cochecitos y animales de servicio. Los traslados son cómodos y sencillos.
El traslado está incluido—puedes ir en tranvía, tren o coche según tu preferencia y horario.
Sí, todos los costos y tasas están cubiertos en la reserva. No hay cargos ocultos.
Tu guía privado te lleva a dos recorridos por ciudad: uno en La Haya y otro en Delft. Los traslados entre ciudades están incluidos en coche, tranvía o tren. Podemos organizar recogida y regreso al hotel si quieres. Todas las entradas y tasas ya están pagadas.
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