Camina profundo en el cañón Matacanes con guías locales, haz rápeles en paredes verticales, nada por ríos subterráneos y lánzate a pozas turquesas. Prepárate para el choque del agua fría, risas que resuenan en las cuevas y una sensación de logro que dura mucho después de secarte.
Lo primero que noté en el cañón Matacanes fue el aire: fresco, húmedo y casi eléctrico. Ya llevábamos rato caminando (la entrada no es cualquier cosa; son unos 6 km antes de llegar a la acción de verdad), y nuestro guía Marco nos marcaba un ritmo constante, sin apuros. Nos señalaba pequeñas flores silvestres que crecían en las grietas de la roca caliza. Pensé que mis piernas iban a fallar antes de empezar con el rápel, pero en vez de eso me dio risa. Supongo que eso es el efecto de la adrenalina.
El primer rápel fue más alto de lo que imaginaba: 30 metros se ven muy diferentes desde arriba que desde abajo. La cuerda se sentía áspera en mis manos con los guantes que nos dieron, y se escuchaba el eco del agua golpeando la roca abajo. Marco gritaba ánimos desde abajo (“¡Venga!”), y cuando mis pies tocaron la poza, el agua estaba helada pero perfecta. Después viene otro rápel más corto, de 18 metros, pero para entonces ya vas en modo aventura total. El cañón se abre en pozas turquesas donde puedes lanzarte si te atreves; algunas son de apenas un metro, otras mucho más altas (yo me salté la más grande, sin pena).
Lo que más me sorprendió fueron los túneles subterráneos, oscuros salvo por las linternas en nuestras cabezas. El olor ahí abajo es a tierra mojada y un poco metálico, como piedra y musgo húmedo. En esos tramos todos estábamos en silencio, excepto por alguna risa nerviosa que rebotaba en las paredes. Después de tantos saltos y toboganes naturales (mis codos aún se están recuperando), salimos caminando con las piernas cansadas y cruzando más ríos de los que pude contar. La cena al final supo a banquete, aunque fuera comida sencilla; todo sabe mejor después de 19 km de canyoning.
La ruta completa es de unos 19 km y suele tomar todo el día, incluyendo caminatas, actividades de canyoning y pausas para comer.
Harás dos rápeles (30m y 18m), nados en cuevas y ríos subterráneos, saltos a pozas (de 1 a 12 m), caminatas y cruces de río.
El tour incluye transporte privado con aire acondicionado desde Monterrey o tu punto de encuentro.
Todo el equipo técnico está incluido: traje de neopreno, casco, arnés y chaleco salvavidas. Solo lleva ropa cómoda y una muda seca extra.
Sí, el desayuno antes de empezar y la cena al terminar están incluidos en la reserva.
Esta experiencia requiere buena condición física; no se recomienda para principiantes ni personas con restricciones de salud.
La temporada ideal es de abril a agosto, cuando el nivel del agua y el clima son óptimos.
Tu día incluye transporte privado con aire acondicionado desde Monterrey, todo el equipo técnico para canyoning como trajes de neopreno y cascos, desayuno para cargar energías antes de empezar y cena al terminar — créeme, llegarás con hambre.
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