Deja Marrakech atrás para pasar una tarde en el desierto de Agafay: prueba pan casero en una cooperativa bereber, monta en camello al atardecer con guías locales y disfruta una cena bajo las estrellas con música en vivo junto al fuego. Risas, sabores nuevos y momentos de calma que no olvidarás.
Saliendo de Marrakech a última hora de la tarde, con ese calor seco que se queda pegado a la piel, veía cómo la ciudad se iba quedando atrás en el retrovisor. Nuestro conductor, Youssef, señalaba con naturalidad cosas por el camino: olivares, un pastor saludando (yo respondía con la mano). La primera parada fue en una cooperativa de aceite de argán dirigida por mujeres bereberes. El aroma dentro era una mezcla de nuez y dulzura, junto al vapor del té de menta y el pan recién hecho. Intenté decir “shukran” bien; una de ellas sonrió y me corrigió con cariño. La miel era espesa y floral. Podría haberme comido una cesta entera, pero había que seguir.
El desierto de Agafay no era lo que imaginaba: no es arena infinita, sino más bien piedras claras que se extienden hacia el Atlas. Los camellos nos esperaban con sus guías; el mío se llamaba Majid y hasta me ajustó la bufanda (yo la habría liado). Montar mientras el sol se escondía tras las montañas fue una sensación extrañamente tranquila: solo se oían los cascos sobre la grava y una risa detrás cuando un camello estornudó. La luz se volvió dorada y luego rosada. Saqué unas cincuenta fotos, pero ninguna capturó lo que sentí.
Al llegar al campamento bajó rápido la temperatura. Nos ofrecieron té de menta dulce y nos llevaron a comer bajo unas farolas colgadas entre las tiendas. La cena fue tranquila: primero ensaladas, luego un tajine que burbujeaba en algún lugar cercano, mientras tres músicos tocaban junto al fuego. En un momento nos invitaron a bailar; lo intenté, mal, pero nadie se preocupó. El olor a humo del fuego se mezclaba con el comino de la comida. Sigo pensando en ese cielo, con tantas estrellas que te hacen sentir pequeño, pero de la mejor manera.
Está a unos 45 minutos en coche desde Marrakech hasta el desierto de Agafay.
Sí, la experiencia incluye recogida y regreso al hotel en Marrakech.
La cena incluye ensaladas locales, tajines como plato principal, postre y té de menta marroquí.
El contenido no especifica opciones vegetarianas; lo mejor es consultarlo directamente con el proveedor.
Sí, el paseo en camello por las dunas rocosas es justo al caer el sol sobre el Atlas.
Sí, disfrutarás de música bereber en vivo junto al fuego durante la cena.
El tour es apto para todos los niveles físicos y los bebés pueden ir en cochecito o silla infantil.
Una chaqueta ligera para después del atardecer es útil; todo lo demás, incluyendo comida y bebida, está incluido.
Tu noche incluye traslado ida y vuelta desde cualquier punto de Marrakech en vehículo con aire acondicionado, snacks en una cooperativa bereber de aceite de argán (con pan casero y té de menta), paseo guiado en camello por las dunas rocosas de Agafay al atardecer, cena tradicional marroquí bajo las estrellas con ensaladas, tajines y postre, música bereber en vivo junto al fuego y regreso cómodo por la noche.
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