Subirás en la estación de Kawaguchiko, cerca del Monte Fuji, te acomodarás en asientos cómodos con Wi-Fi gratis y disfrutarás del paisaje montañoso mientras te diriges a las calles históricas de Takayama. Con viaje flexible y equipaje cuidado, se trata de disfrutar esos pequeños momentos: pueblos tranquilos o el primer sorbo de sake local, a tu ritmo.
“¿Este es el bus correcto?” pregunté, mientras buscaba mi boleto en la estación de Kawaguchiko, y una mujer con chaleco azul asintió y me indicó dónde esperar. El aire aún olía a lago y a algo dulce, tal vez esos pequeños panecillos de melón del kiosco. Habíamos pasado la mañana caminando junto al lago Kawaguchi, viendo cómo las nubes se deslizaban sobre el Monte Fuji, así que mis zapatos seguían un poco húmedos cuando subí al bus. El conductor hizo una pequeña reverencia (me encanta eso de Japón) antes de revisar nuestro equipaje y darnos paso.
El viaje fue más tranquilo de lo que esperaba. Hay algo en los buses japoneses: cada quien se sumerge en su propio mundo. Vi pasar bosques por la ventana, con restos de nieve bajo los cedros, a pesar de que ya era primavera. A veces cruzábamos pueblos diminutos, apenas un puñado de techos y alguna máquina expendedora afuera, y me preguntaba quiénes vivirían allí. El Wi-Fi gratis funcionó sorprendentemente bien, pero la verdad es que casi no usé el móvil después de la primera hora porque el paisaje no dejaba de cambiar. Alguien detrás de mí comía onigiri; se sentía ese aroma salado a alga cada vez que lo desenvolvía.
Llegamos a Takayama justo antes del atardecer, con la luz dorada reflejándose en esas casas de madera que había visto en fotos pero nunca tan de cerca. No hay guía en este traslado, todo queda en tus manos al llegar, y eso se siente liberador después de horas en la carretera. Un chico a mi lado me preguntó si conocía Sanmachi Suji (“Ni idea”, le dije), y terminamos recorriéndolo juntos, entrando en una tienda de sake donde un anciano nos sirvió pequeñas muestras sin decir mucho. Es curioso lo fácil que es dejarse llevar aquí.
Todavía recuerdo ese momento al bajarme del bus: el silencio de las montañas en Takayama, la sensación de que todo era a la vez nuevo y familiar. Si buscas que alguien te diga qué hacer en cada paso, esto quizá no sea para ti. Pero si te gusta dejar que las cosas fluyan (y que alguien se encargue de tu equipaje por una vez), tal vez esta ruta te encante.
El trayecto programado dura unas 5 horas, sale a las 13:25 y llega alrededor de las 18:15, aunque puede variar por el tráfico.
Sí, el bus ofrece Wi-Fi gratuito durante todo el recorrido entre Kawaguchiko y Takayama.
No, es solo un servicio de transporte; las visitas en Takayama son por cuenta propia.
Sí, los bebés de 0 a 2 años viajan gratis, pero deben ir en el regazo de un adulto ya que no tienen asiento propio.
Sale desde la estación de Kawaguchiko, cerca del lago Kawaguchi; es necesario registrarse 10 minutos antes de la salida.
Sí, tu boleto incluye el transporte y almacenamiento seguro del equipaje.
Según la información, el autobús cuenta con baños para mayor comodidad durante el viaje.
Podrás explorar libremente; te recomendamos visitar Sanmachi Suji (casco antiguo), el pueblo folclórico Hida o probar la carne local de Hida en algún restaurante.
Tu viaje incluye transporte en autobús con aire acondicionado desde la estación de Kawaguchiko hasta Takayama, asientos cómodos, almacenamiento seguro de equipaje durante todo el trayecto, vistas panorámicas por rutas de montaña con pueblos rurales, baños a bordo para mayor comodidad en tramos largos y Wi-Fi gratis para que estés conectado —o desconectado— mientras disfrutas del Japón que pasa frente a tu ventana.
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