Recorrerás el medieval Chablis con una guía local, probarás vinos blancos frescos directamente de las bodegas de Borgoña y compartirás risas con los enólogos en antiguas salas de piedra. Más de diez catas en tres bodegas, tiempo libre para almorzar en el pueblo y un día lleno de sorpresas y sabores auténticos que recordarás mucho después de salir de Francia.
El día no empezó como esperaba — me manché un poco la camisa con café justo antes de que llegara el conductor en París. Pero a nadie pareció importarle; todos en nuestro pequeño grupo estábamos medio dormidos y ya bromeando cuando nos metimos en la minivan. Nuestra guía, Camille, tenía esa manera de hacerte sentir como si la conocieras de toda la vida. Señalaba pequeños pueblos mientras cruzábamos Borgoña, con las ventanas empañadas por el fresco de la mañana. Los campos brillaban casi plateados con la luz del amanecer — no dejaba de pensar en cuántos años llevaban esas vides ahí, trabajando en silencio.
Chablis era más pequeño de lo que imaginaba, la verdad. Caminamos por calles empedradas mientras Camille nos recomendaba una panadería que olía a mantequilla y levadura — decía que los locales discuten sobre quién hace los mejores croissants (probé uno y entendí al instante). El almuerzo no estaba incluido, pero nos llevó a un lugar donde unos viejos jugaban a las cartas junto a la ventana. Después visitamos una catedral de 800 años que estaba tan fría por dentro que podía ver mi aliento. Aún recuerdo ese silencio — no incómodo, sino cargado de historia.
Lo mejor fue conocer a los enólogos en Domaine Jean-Marc Brocard. Nos sirvieron Chardonnays tan frescos que casi parecían salados, algo que me sorprendió. En una bodega, las paredes estaban húmedas y frescas; se escuchaba una risa cuando pronuncié mal “terroir”. Más tarde probamos un rosado espumoso en una bodega tan grande que podías perderte (Camille bromeó que ella ya lo hizo). Es curioso — pruebas todos esos vinos y de repente entiendes todo el trabajo que hay detrás de cada botella. El viaje de vuelta a París fue tranquilo, salvo por alguien que roncaba suavemente detrás de mí. Supongo que eso es lo que hacen diez catas.
Esta excursión en grupo pequeño incluye visitas y catas en tres bodegas diferentes alrededor de Chablis.
No, el almuerzo no está incluido, pero la guía te recomendará restaurantes que los locales adoran en Chablis.
Sí, el transporte ida y vuelta desde París en minivan con aire acondicionado está incluido en la reserva.
El grupo máximo es de ocho personas para que la experiencia sea más personal.
Probarás vinos tintos, blancos, rosados y espumosos — más de diez catas en total.
Sí, hay tiempo libre para almorzar y pasear por las calles medievales de Chablis durante el tour.
No, todas las entradas y catas en cada bodega están incluidas en el precio del tour.
Tu día incluye transporte de ida y vuelta desde París en minivan, todas las entradas a tres bodegas de Borgoña cerca de Chablis (con más de diez catas), paseos guiados por calles medievales y viñedos con un experto local, además de tiempo suficiente para almorzar donde te lleven los aromas o las recomendaciones antes de regresar a la ciudad por la tarde.
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