Deslízate por Honey Island Swamp con un ecólogo local como guía, avistando garzas y tal vez algún caimán desde un barco con sombra. Escucha historias de quienes crecieron aquí, respira el aire terroso de Louisiana y siente la calma que te envuelve antes de volver a Nueva Orleans.
Confieso que tenía un poco de nervios por los caimanes — no de forma exagerada, sino ese cosquilleo raro al pensar que vas a navegar por su territorio. Quedamos con nuestro guía, Marcus (que creció por aquí), en un muelle pequeño al este de Nueva Orleans. Sonrió y dijo: “No te preocupes, ellos tienen más miedo de ti.” No lo creí del todo, pero la forma en que lo dijo me relajó un poco. El aire olía a lluvia sobre barro — denso y dulce — y había libélulas por todos lados, volando sobre el agua como mini helicópteros.
El barco tenía techo (menos mal, porque el sol aquí pega directo en los hombros), y nos adentramos en Honey Island Swamp de una forma lenta, casi perezosa. Marcus empezó a señalar aves — garzas, garcetas — pero también nos contó la anécdota de su tío con un jabalí salvaje (que hizo reír a todos menos a mí). La palabra clave aquí es “pantano”, pero en realidad se sentía más vivo que cualquier bosque que haya recorrido. El musgo español colgaba de los cipreses como cortinas verdes y suaves. En un momento nos quedamos quietos solo para escuchar: ranas croando en lo profundo de los juncos, algo chapoteando (traté de no imaginar qué), y luego un silencio total por un instante. Esa quietud tenía algo mágico.
Había oído que este lugar es uno de los últimos pantanos vírgenes de América, pero se siente diferente cuando estás ahí — viendo tortugas tomando el sol sobre troncos o atrapando la mirada de un caimán asomando entre el agua. Marcus conocía cada recodo del río y soltaba datos sin sonar a libro de texto. Incluso dejó que mi hijo intentara decir “Marais de l’Île-de-Miel” en francés; Li se rió tanto que casi se le cae la cámara. No vimos osos negros (un alivio, la verdad), pero todavía recuerdo ese silencio justo antes de regresar al muelle.
El paseo guiado dura aproximadamente 2 horas.
No, no hay recogida en hotel; los visitantes deben llegar por su cuenta al punto de salida.
Sí, los niños son bienvenidos pero deben ir acompañados por un adulto.
Podrás ver caimanes, garzas, garcetas, nutrias, tortugas, mapaches, jabalíes, nutrias gigantes, serpientes, búhos, águilas calvas y posiblemente osos negros.
Los barcos tienen techo para dar sombra y proteger de la lluvia.
Sí, los tours operan en todas las condiciones climáticas; viste ropa adecuada para el clima de Louisiana.
Un ecólogo profesional especializado en humedales ofrece la narración en vivo durante el tour.
Sí, los bebés pueden asistir pero deben ir en el regazo de un adulto durante el paseo.
Tu experiencia incluye narración en vivo de un ecólogo profesional de humedales como guía local a bordo de un barco con sombra que navega por Honey Island Swamp—asegúrate de llegar 30 minutos antes para no perderte nada en estas salvajes aguas de Louisiana.
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