Recorrerás las carreteras de las Highlands desde Edimburgo hasta Loch Ness con un grupo pequeño y un guía local que hace que la historia de Escocia cobre vida. Pasea por el paisaje sobrecogedor de Glencoe, para en castillos y pueblos, prueba un paseo en barco opcional o simplemente observa el lago buscando a Nessie. Un día completo lleno de momentos reales, algunos ruidosos, otros silenciosamente hermosos.
Ya estábamos pasando junto al Palacio de Linlithgow cuando me di cuenta de lo temprano que hay que levantarse para una excursión de día completa desde Edimburgo, pero la verdad es que los campos envueltos en niebla lo valían. Nuestro guía Jamie tenía una forma de contar historias que hacía que hasta los momentos más tranquilos entre castillos se sintieran vivos. Señaló el Castillo de Stirling, encaramado en su roca, y nos habló de María Estuardo como si fuera una vieja amiga (no tenía ni idea de que había nacido justo allí). El grupo era pequeño, unos 12 en total, así que se escuchaba cada broma mala y cada pregunta. Alguien preguntó por el Castillo de Doune y Jamie sonrió: “¿Fans de Monty Python? Lo reconoceréis.”
La parada para el café llegó justo cuando me empezaba a rugir el estómago. Callander estaba tranquilo, pero olía a pasteles recién hechos; me cogí uno que me dejó azúcar en los dedos. El aire se volvió más frío al entrar en Glencoe; juro que las montañas aquí parecen diferentes, más afiladas de alguna manera. Jamie paró para que pudiéramos caminar un poco y el silencio se sentía pesado, como si las colinas recordaran todo lo que pasó allí. Mencionó la masacre de los MacDonald, pero sin dramatizar, simplemente nos dejó estar un momento en ese lugar. Aún a veces pienso en esa vista.
Al mediodía llegamos a Fort Augustus y al propio Loch Ness, que es más grande de lo que imaginas. Algunos se animaron a hacer el paseo en barco (con coste extra), pero yo me quedé en la orilla viendo las pequeñas ondas sobre el agua. No hubo avistamientos del monstruo, salvo un perro viejo que nadaba tras un palo. La comida fue sencilla, típica de pub; nada lujoso, pero bien calentita después de tanto viento. De vuelta, cruzando Cairngorms, Jamie nos dejó estirar las piernas en un pequeño bosque donde todo olía a pino y tierra mojada.
El camino de regreso se fue entre rayos de sol y gotas de lluvia en la ventana. Cruzamos el Puente de Forth cuando empezaba a anochecer; ya casi todos estábamos en silencio, salvo Jamie, que seguía soltando datos de cada pueblo que veíamos (creo que conoce a todas las ovejas de Escocia). Es una excursión larga desde Edimburgo hasta Loch Ness, pero nunca se sintió apresurada ni turística… más bien auténtica.
La excursión dura unas doce horas, saliendo por la mañana y regresando por la tarde.
No, la comida no está incluida; hay una parada en Fort Augustus donde puedes comprar tu almuerzo.
El tamaño medio del grupo es de unas 12 personas por tour.
No hay recogida en hoteles; la salida es desde un punto céntrico en Edimburgo.
Sí, hay un paseo en barco opcional en Loch Ness que puedes contratar por tu cuenta durante la parada en Fort Augustus.
Sí, niños a partir de 5 años pueden participar, siempre acompañados por un adulto.
Se utiliza un minibús Mercedes con aire acondicionado para mayor comodidad y buenas vistas.
Pasarás por varios castillos, como el de Stirling y Doune; las paradas pueden variar según el tiempo.
Tu día incluye transporte en minibús Mercedes con aire acondicionado y comentarios en vivo de tu guía local durante todo el recorrido por las Highlands y la zona de Loch Ness. El grupo pequeño permite historias más personales (y bromas), además de paradas en lugares como Glencoe, paseos por bosques en Cairngorms, vistas a castillos, pausas para café en pueblos de las Highlands y tiempo para un paseo en barco opcional por Loch Ness antes de regresar juntos a Edimburgo.
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