Viaja desde Edimburgo hacia las Highlands escocesas, cruza en ferry a Skye, escucha leyendas con tu guía local, visita de cerca el castillo de Eilean Donan y haz una parada en el Loch Ness (Nessie opcional). Prepárate para clima cambiante, guesthouses acogedores y pequeñas sorpresas—como risas que rebotan en piedras milenarias o niebla deslizándose sobre colinas verdes.
Lo primero que noté fue cómo la niebla se aferraba a Glencoe, casi ahogando el sonido de las puertas del autobús al cerrarse. Nuestro guía, Jamie, tenía la costumbre de hacer pausas justo cuando la historia te atrapaba, solo para que pudiéramos contemplar esas laderas verdes. En el aire flotaba un leve aroma a turba, o tal vez a tierra mojada. Paramos para hacer fotos, pero la verdad es que ninguna cámara logra captar lo que ves. El viaje desde Edimburgo se hizo largo pero nada aburrido; no dejaba de ver ovejas correr por los bordes de la carretera y pensar en lo lejos que habíamos llegado hacia el norte.
Al llegar a Portree, en la Isla de Skye, todo se volvió azul grisáceo y silencioso. El guesthouse era sencillo pero acogedor, con una tetera que tardaba una eternidad en hervir (todavía lo recuerdo). En Skye vimos al Old Man of Storr asomándose entre nubes bajas; el grupo bromeaba diciendo que parecía más un diente roto que un viejo. Kilt Rock tenía una cascada que sonaba más fuerte de lo que parecía; la escuchabas antes de verla. Jamie nos contó historias de fantasmas vikingos y hadas en el puente de Sligachan—aseguraba que si metías la cara en el río, nunca envejecerías. Yo no lo intenté, pero algunos sí. Sus risas resonaban entre las rocas.
El último día empezó temprano y algo borroso—apenas terminé mi té cuando ya estábamos de vuelta en el autobús. El castillo de Eilean Donan apareció de repente tras una curva; está justo donde se unen tres lagos, con muros de piedra cubiertos de musgo e historia. Tuvimos tiempo para fotos y para pasear. Más tarde, en Fort Augustus junto al Loch Ness, compré un scone aún tibio (quizás con demasiadas pasas) y vi a turistas buscando a Nessie con binoculares. El clima cambiaba constantemente—sol un minuto, llovizna al siguiente—pero eso solo hacía que todo se sintiera más escocés.
Sigo pensando en ese momento en el pueblo de Dunkeld, de camino a Edimburgo—el río Tay lento y marrón bajo puentes de piedra antiguos, los locales saludando desde la ventana de su panadería. No era nada espectacular ni famoso, pero se sentía auténtico y tranquilo después de tantos paisajes salvajes.
Este tour dura 3 días e incluye dos noches de alojamiento en la Isla de Skye.
Sí, el día tres hay una parada para fotos en el castillo de Eilean Donan.
Las dos noches se alojan en un guesthouse de 3 estrellas en Portree, Isla de Skye.
No, no se incluyen comidas; puedes comprar comida en las paradas en pueblos o ciudades durante el recorrido.
El tour incluye transporte en autobús desde Edimburgo, dos noches en guesthouse en Portree, entrada al Centro de Rewilding Dundreggan y guía local de habla inglesa.
No se permite viajar a niños menores de 5 años en este tour.
No hay recogida en hotel; los viajeros deben llegar por su cuenta al punto de salida en Edimburgo.
Se recomienda viajar ligero: una maleta de hasta 15 kg y un equipaje de mano por persona, debido al espacio limitado en el autobús.
Tu viaje de tres días incluye transporte ida y vuelta en autobús desde Edimburgo con un guía local en inglés que comparte historias durante el trayecto. Pasarás dos noches en un acogedor guesthouse privado en Portree, Isla de Skye, tendrás entrada al Centro de Rewilding Dundreggan cerca del Loch Ness, disfrutarás de paradas panorámicas como Glencoe y el castillo de Eilean Donan para fotos—y toda la logística está organizada para que solo te dediques a disfrutar del paisaje escocés desde la ventana.
¿Necesitas ayuda para planear tu próxima actividad?