Conducirás en jeep por el desierto de Hurghada, conocerás beduinos auténticos mientras tomas té y shisha, probarás comida local a la luz de las velas y luego contemplarás las estrellas a través de un telescopio con un guía experto. Si buscas algo genuino—no un espectáculo turístico más—esto es para ti.
Lo primero que noté al salir de Hurghada fue cómo las luces de la ciudad se iban apagando detrás de nosotros. Nuestro conductor—Mustafa, que conocía cada bache del camino—condujo el 4x4 entre arena suave y zonas rocosas. El aire allá afuera se sentía más fresco de lo que esperaba, con un leve aroma a salvia que llegaba de algún lugar. Hicimos una parada para contemplar los espejismos de calor que brillaban en el horizonte, y apenas se distinguían las montañas del Mar Rojo a lo lejos, cuyos bordes se tornaban dorados mientras el sol comenzaba a ponerse.
Cuando llegamos a la aldea beduina, los niños asomaban tímidamente desde detrás de las tiendas tejidas. Nuestro guía nos contó cómo estas familias han vivido aquí por generaciones—sin electricidad, solo faroles y fogatas abiertas. Alguien me ofreció un vaso de té dulce con menta; tenía un sabor ahumado por haberse preparado sobre brasas. Incluso hubo oportunidad de probar la shisha si querías. Montar en camello durante veinte minutos fue a la vez torpe y extrañamente relajante—el lento vaivén del animal acompañaba el silencio que nos rodeaba.
Después de pasear por la aldea al atardecer (el cielo se tiñó de un naranja intenso que nunca olvidaré), nos sentamos a cenar. Las mesas estaban al aire libre, con velas parpadeando dentro de frascos antiguos. El buffet ofrecía pollo a la parrilla, arroz, pan plano—simple pero realmente delicioso después de un día en el aire del desierto. Más tarde, nuestro guía de astronomía montó un telescopio digital y nos señaló los anillos de Saturno y algunas constelaciones que solo había visto en libros. Recostado sobre una manta, escuchando a alguien tocar suavemente el oud cerca, era fácil olvidarse de todo lo demás.
¡Sí! Los niños pueden unirse sin problema—hay asientos para bebés disponibles e incluso carritos o cochecitos son bienvenidos en el lugar.
No hay problema—los vehículos y la mayoría de las áreas son accesibles para sillas de ruedas. Solo avísanos con anticipación para poder ayudarte.
Recomiendo ropa cómoda y zapatos cerrados—por la noche refresca, así que quizá también una chaqueta ligera.
El paseo en camello dura unos 20 minutos—suficiente para disfrutar sin cansarte.
Incluye recogida y regreso al hotel en jeep 4x4. Durante la cena (servida a la luz de las velas) tendrás refrescos, además de todas las actividades: paseo en camello, degustación de té y shisha beduina, cena buffet y observación de estrellas guiada con telescopio digital—todo dirigido por expertos locales amables.
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